Es esencial ayudar desde el comienzo al niño con Síndrome de Down a desarrollar el interés y las habilidades que necesite para realizar una serie de actividades físicas y recreativas, como pueden ser jugar a la pelota, nadar y bailar.
CONTROL DE LA CABEZA.
El objetivo más importante en la fase inicial de un proceso de intervención precoz quizá sea el de conseguir un buen control de la cabeza. El bebé encuentra mucho más fácil levantar la cabeza cuando descansa sobre su estómago (prono) que cuando lo hace sobre su espalda.
Los niños con Síndrome de Down frecuentemente levantan la cabeza en postura de decúbito prono desde las primeras semanas de vida. A veces nos damos cuenta del retraso en el control de la cabeza cuando no pueden mantenerla levantada durante más tiempo o cuando no pueden girarla de un lado a otro. Si se coloca al niño boca abajo, con la cabeza apoyada sobre el borde de la cama y se le muestra un juguete de colores por encima de su vista, puede conseguirse con éxito que levante la cabeza. El niño seguirá el movimiento del objeto girando éste de un lado a otro.
Una vez el niño tiene control de su cabeza está preparado para incorporarse y darse la vuelta.
INCORPORARSE.
Cuando el niño ya mantiene la cabeza levantada y mira de un lado a otro mientras está echado sobre su estómago (en posición fina), puede observarse el primer intento por incorporarse. El niño puede tener todavía los codos doblados y apoyarse en los antebrazos, pero pronto comenzará a separa el pecho del suelo y a arquear la espalda, para esto necesitan reforzar los músculos de sus hombros, espalda y brazos.
Puede prepararse un rodillo sólido con almohadones, mantas o almohadas y colocarlo debajo del estómago y caderas del niño, aunque el pecho no debe descansar sobre el rodillo. Las caderas se deben sujetar con firmeza mientras se le anima a levantar la cabeza y la parte superior de la espalda. Hay que colocar juguetes interesantes a una distancia apropiada o ligeramente encima de su cabeza, que se pueden mover de un lado a otro para estimular al niño a girar la cabeza y el tronco.
DARSE LA VUELTA.
La fase de desarrollo motor que se refiere a darse la vuelta es importante para el niño, porque expresa su deseo y capacidad para trasladarse de un sitio a otro y explorar el propio entorno. El niño con Síndrome de Down puede empezar esta fase de su desarrollo a una edad superior a la de los demás niños, y puede también permanecer en esta actividad durante más tiempo antes de pasar a las siguientes etapas de gatear y arrastrarse.
Darse la vuelta es una gran experiencia muy valiosa y una buena preparación para alcanzar logros más duros del aparto locomotor. Si esta actividad no surge de manera espontánea hay que estimularla. Para ello se coloca al niño sobre una colchoneta o alfombra pequeña; dos personas sujetan la conchoneta por cada lado, inclinando la colchoneta en el mismo sentido. La mayoría de los niños disfrutan con esta actividad, y es un buen punto de partida para una forma de darse la vuelta más activa y voluntaria.
El volteo desde el estómago hacia la espalda es un proceso más complicado, porque requiere más control de la cabeza, así como la capacidad de iniciar el movimiento incorporándose sobre un brazo.
Debe estimularse la actividad de darse la vuelta. Es un buen ejercicio para entrenar el control y el equilibrio corporales.
SENTARSE.
Cuando es un niño muy pequeño se le incorpora para sentarle, la cabeza puede bambolearse y caer hacia atrás. El niño con Síndrome de Down tarda más tiempo en mantener la cabeza que el niño “normal”. Esto es debido, en parte, a la debilidad de los músculos del cuello, pero también al retraso del desarrollo en general. Aunque esta caída de la cabeza hacia atrás disminuye con el crecimiento, es importante estimular lo antes posible el buen control de la cabeza en posición sentada.
Si se sujeta a los niños fuertemente por las caderas, éstos reforzarán sus espaldas para mantener un buen equilibrio. El niño aprenderá gradualmente a controlar los músculos del cuello y de la parte superior de la espalda.
Hay que evitar las posturas y posiciones que puedan ser perjudiciales para el desarrollo de un buen patrón motor. En lugar de permitir que el niño esté sentado durante largo tiempo en el suelo, ha de escogerse una postura que le permita tener las piernas dobladas y muy juntas, manteniendo el tronco recto.
A medida que el niño crece y madura, deben hacerse cambios más complejos en las distintas posturas de asiento para desarrollar un buen equilibrio. Las reacciones del equilibrio tiene lugar cuando se empuja el cuerpo hacia delante, hacia los lados o hacia atrás, principalmente cuando esas posturas cambian con rapidez.
PASO DE ESTAR ECHADO A SENTADO.
La mayoría de los niños necesitan poca práctica para pasar de la postura echada a la sentada. Simplemente girando de lado, se impulsan hacia arriba con los brazos y se sientan. Por el contrario, los niños con Síndrome de Down suelen seguir una secuencia distinta de movimientos. Pueden darse la vuelta sobre el estómago, separan luego las piernas y se apoyan con las manos e impulsan con los dos brazos para levantar el tronco del suelo.
Llegando a este punto se ha logrado un paso muy importante en el desarrollo de la motricidad gruesa del niño afectado por el Síndrome de Down.
El niño ahora puede observar lo que ocurre a su alrededor desde una perspectiva distinta. Alcanza objetos que le eran inaccesibles, puede rodar hasta un lugar distinto y explorar su nuevo entorno mientras está sentado. Por primera vez ha conquistado la gravedad.La próxima etapa del desarrollo de la motricidad gruesa es la de gatera y arrastrarse, que quizá no sea fácil de conseguir.
ARRASTRARSE Y GATEO.
Arrastrarse o reptar es cuando el niño se mueve con el estómago a ras del suelo. Cuando gatea, el niño avanza sobre sus manos y rodillas manteniendo el estómago a distancia del suelo.
Casi todos los niños se arrastran antes de llegar a gatear. Al niño con Síndrome de Down puede faltarle la fuerza muscular suficiente en sus brazos, hombros y tronco para ponerse en posición de gateo y mantenerse así un rato. A muchos niños les es más fácil gatear hacia atrás o girar, que gatear hacia adelante. Otros prefieren moverse a saltitos sobre sus nalgas.
Al niño que se siente motivado para arrastrarse y gatear, pero que carece del tono muscular suficiente para poder hacerlo, se le puede ayudar quitándole parte del peso que recae sobre sus miembros. Pasando una banda o toallita por debajo de su abdomen y separando después ligeramente el abdomen del suelo. Se le inicia en el gateo golpeándole suavemente en las plantas de los pies, o ayudándole en los movimientos de brazos y piernas.
Gatera por las escaleras es una manera excelente de ganar el sentido del equilibrio y de desarrollar buenos patrones de movimiento.
ARRODILLARSE Y PUESTA EN PIE.
La mayoría de los niños que han aprendido a incorporarse llegan con bastante rapidez a mantenerse en pie sin ayuda durante períodos más largos de tiempo.
Los niños con Síndrome de Down pueden seguir un proceso de desarrollo motor algo distinto. Tardan más que los niños “normales” en mantenerse en pie. Suelen necesitar ayuda durante un período de tiempo más prolongado antes de poder sostenerse erguidos solos. La debilidad de los musculos antigravitatorios de la piernas, brazos y tronco retrasan a menudo el poder lograr la posición vertical. Los niños con músculos débiles con frecuencia tienen más miedo a mantenerse en pie sin ayuda.Un niño con Síndrome de Down se mantendrá al principio en pie, probablemente, con las piernas separadas y los pies ligeramente hacia afuera. Esta postura permite un equilibrio y una estabilidad mejores. Sin embargo, con el tiempo debe cambiarse esta postura.
Una manera de alcanzar la meta es empujar ligeramente hacia abajo las caderas del niño para provocar una reacción de resistencia a este empuje. El niño irá adquiriendo gradualmente confianza en su capacidad para mantenerse en pie solo cuando se disminuya la ayuda que se le ofrece.
Para superar el miedo a mantenerse en pie sin apoyo, suele ser una ayuda el dar al niño una pelota grande para que la sujete con ambas manos.Debe estimularse al niño a ponerse de puntillas ya que los musculos gemelos suelen ser uno de los conjuntos musculares más débiles de los niños con Síndrome de Down.
CAMINAR.
Aunque mantenerse en pie y caminar se consideran a menudo una misma cosa, son fases bastante distintas del desarrollo motor. Caminar exige un nuevo elemento, es decir, la capacidad para impulsar el cuerpo hacia adelante.
Para un niño con Síndrome de Down, el caminar constituye a veces un verdadero obstáculo que hay que vencer. Incluso después de dominar el estar en pie sin ayuda, mantenerse sobre una pierna puede ser más difícil. Por tanto, se retrasa a menudo el paso de caminar con ayuda a hacerlo sin ella.
Las características posturales de los niños con Síndrome de Down que se veían cuando están en pie pueden estar presentes todavía al andar. Las piernas separadas, las rodillas apuntando hacia afuera y ligeramente hacia atrás, y los pies planos sobre el suelo.
No es conveniente sujetar al niño manteniendo sus brazos por encima de sus hombros en las llamada postura “en guardia”. Es mejor situarse frente al niño que caminar con el peso del cuerpo inclinado hacia delante. Se ha demostrado que con intervenciones tempranas y cirugía precoz, el desarrollo motor de estos niños avanza más.
Conviene tener cuidado en no considerar la edad a la que el niño empieza a andar como un indicador de cómo evolucionará un niño con Síndrome de Down en etapas posteriores de su desarrollo. La realización de una valoración de la forma de andar del niño es una característica muy importante del programa de desarrollo de la motricidad del niño. Se deben prevenir los patrones motores defectuosos antes de que se conviertan en parte integrante del repertorio motor del niño, y resulte después más difícil corregirlos.
CORRER.
Al correr, la carga oscila de una pierna a otra con más rapidez que al caminar. También se necesita impulsar el cuerpo hacia delante y mantener el equilibrio mientras se realizan movimientos a mayor velocidad. Para impulsar el cuerpo hacia delante se necesita una cierta fuerza en los músculos gemelos y en otros grupos musculares.
El niño con debilidad muscular tiene con frecuencia algunas dificultades tanto para mantenerse erguido como para impulsar su cuerpo hacia delante. Puede correr despacio y torpemente, levantando apenas los pies del suelo, al tiempo que mantiene los brazos al nivel o cerca de los hombros para guardar el equilibrio.
A continuación se muestran unos ejercicios que se han utilizado con éxito para evitar patrones motores defectuosos:
- Pisar con fuerza o evitar chocar con obstáculos como cajas, tableros o una cuerda: levantar rodillas hasta el pecho al correr sobre un punto fijo; subir escalones altos, taburetes o sillas bajas.
- Caminar de puntillas y alcanzar juguetes colocados en un sitio elevado.
- Guardar el equilibrio sobre una pierna, primero se realiza con apoyo.
- Balancear los brazos alternativamente
Para el niño que no comienza a caminar espontáneamente, hay que buscar la manera de animar su iniciativa y sentido de la competencia.
Agacharse y levantarse son ejercicios que fortalecen los musculos del tronco y de las piernas. El niño con Síndrome de Down prefiere generalmente sentarse a estar en cuclillas, ya que esta postura exige más esfuerzo cuando se tiene una fuerza muscular insuficiente. Por eso, siempre que se pueda, debe animársele a que se agache y a que cambie de postura, de sentado a erguido.
SALTAR Y BRINCAR.
Saltar y brincar son actividades que exigen un grado más alto de equilibrio y de impulso del que se necesita para correr. Ambos son unos ejercicios motores excelentes para el niño que necesita desarrollar el equilibrio y el tono muscular. En primer lugar, puede practicarse el salto fijo sobre un colchón pero siempre bajo vigilancia.
Algunos niños no están muy interesados en actividades de la motricidad gruesa y en deportes, y prefieren otras ocupaciones más sedentarias.
No hay motivos para suponer que las personas con Síndrome de Down no sean capaces de alcanzar el éxito en los deportes y demás ocupaciones recreativas. De hecho, sus habilidades corporales pueden ser más tarde sus medios más valiosos de competencia, como se ha demostrado en las Olimpiadas Especiales. El jugar a los bolos, la danza, la natación, el esquí y demás actividades semejantes enriquecen en gran manera la vida de una persona.