miércoles, 18 de mayo de 2011

Desarrollo de la motricidad gruesa.

Es esencial ayudar desde el comienzo al niño con Síndrome de Down a desarrollar el interés y las habilidades que necesite para realizar una serie de actividades físicas y recreativas, como pueden ser jugar a la pelota, nadar y bailar.
CONTROL DE LA CABEZA.
El objetivo más importante en la fase inicial de un proceso de intervención precoz quizá sea el de conseguir un buen control de la cabeza. El bebé encuentra mucho más fácil levantar la cabeza cuando descansa sobre su estómago (prono) que cuando lo hace sobre su espalda.
Los niños con Síndrome de Down frecuentemente levantan la cabeza en postura de decúbito prono desde las primeras semanas de vida. A veces nos damos cuenta del retraso en el control de la cabeza cuando no pueden mantenerla levantada durante más tiempo o cuando no pueden girarla de un lado a otro. Si se coloca al niño boca abajo, con la cabeza apoyada sobre el borde de la cama y se le muestra un juguete de colores por encima de su vista, puede conseguirse con éxito que levante la cabeza. El niño seguirá el movimiento del objeto girando éste de un lado a otro.
Una vez el niño tiene control de su cabeza está preparado para incorporarse y darse la vuelta.

INCORPORARSE.
Cuando el niño ya mantiene la cabeza levantada y mira de un lado a otro mientras está echado sobre su estómago (en posición fina), puede observarse el primer intento por incorporarse. El niño puede tener todavía los codos doblados y apoyarse en los antebrazos, pero pronto comenzará a separa el pecho del suelo y a arquear la espalda, para esto necesitan reforzar los músculos de sus hombros, espalda y brazos.
Puede prepararse un rodillo sólido con almohadones, mantas o almohadas y colocarlo debajo del estómago y caderas del niño, aunque el pecho no debe descansar sobre el rodillo. Las caderas se deben sujetar con firmeza mientras se le anima a levantar la cabeza y la parte superior de la espalda. Hay que colocar juguetes interesantes a una distancia apropiada o ligeramente encima de su cabeza, que se pueden mover de un lado a otro para estimular al niño a girar la cabeza y el tronco.


DARSE LA VUELTA.
La fase de desarrollo motor que se refiere a darse la vuelta es importante para el niño, porque expresa su deseo y capacidad para trasladarse de un sitio a otro y explorar el propio entorno. El niño con Síndrome de Down puede empezar esta fase de su desarrollo a una edad superior a la de los demás niños, y puede también permanecer en esta actividad durante más tiempo antes de pasar a las siguientes etapas de gatear y arrastrarse.
Darse la vuelta es una gran experiencia muy valiosa y una buena preparación para alcanzar logros más duros del aparto locomotor. Si esta actividad no surge de manera espontánea hay que estimularla. Para ello se coloca al niño sobre una colchoneta o alfombra pequeña; dos personas sujetan la conchoneta por cada lado, inclinando la colchoneta en el mismo sentido. La mayoría de los niños disfrutan con esta actividad, y es un buen punto de partida para una forma de darse la vuelta más activa y voluntaria.
El volteo desde el estómago hacia la espalda es un proceso más complicado, porque requiere más control de la cabeza, así como la capacidad de iniciar el movimiento incorporándose sobre un brazo.
Debe estimularse la actividad de darse la vuelta. Es un buen ejercicio para entrenar el control y el equilibrio corporales.

SENTARSE.
Cuando es un niño muy pequeño se le incorpora para sentarle, la cabeza puede bambolearse y caer hacia atrás. El niño con Síndrome de Down tarda más tiempo en mantener la cabeza que el niño “normal”. Esto es debido, en parte, a la debilidad de los músculos del cuello, pero también al retraso del desarrollo en general. Aunque esta caída de la cabeza hacia atrás disminuye con el crecimiento, es importante estimular lo antes posible el buen control de la cabeza en posición sentada.
Si se sujeta a los niños fuertemente por las caderas, éstos reforzarán sus espaldas para mantener un buen equilibrio. El niño aprenderá gradualmente a controlar los músculos del cuello y de la parte superior de la espalda.
Hay que evitar las posturas y posiciones que puedan ser perjudiciales para el desarrollo de un buen patrón motor. En lugar de permitir que el niño esté sentado durante largo tiempo en el suelo, ha de escogerse una postura que le permita tener las piernas dobladas y muy juntas, manteniendo el tronco recto.
A medida que el niño crece y madura, deben hacerse cambios más complejos en las distintas posturas de asiento para desarrollar un buen equilibrio. Las reacciones del equilibrio tiene lugar cuando se empuja el cuerpo hacia delante, hacia los lados o hacia atrás, principalmente cuando esas posturas cambian con rapidez.


PASO DE ESTAR ECHADO A SENTADO.
La mayoría de los niños necesitan poca práctica para pasar de la postura echada a la sentada. Simplemente girando de lado, se impulsan hacia arriba con los brazos y se sientan. Por el contrario, los niños con Síndrome de Down suelen seguir una secuencia distinta de movimientos. Pueden darse la vuelta sobre el estómago, separan luego las piernas y se apoyan con las manos e impulsan con los dos brazos para levantar el tronco del suelo.
Llegando a este punto se ha logrado un paso muy importante en el desarrollo de la motricidad gruesa del niño afectado por el Síndrome de Down.
El niño ahora puede observar lo que ocurre a su alrededor desde una perspectiva distinta. Alcanza objetos que le eran inaccesibles, puede rodar hasta un lugar distinto y explorar su nuevo entorno mientras está sentado. Por primera vez ha conquistado la gravedad.La próxima etapa del desarrollo de la motricidad gruesa es la de gatera y arrastrarse, que quizá no sea fácil de conseguir.

ARRASTRARSE Y GATEO.
Arrastrarse o reptar es cuando el niño se mueve con el estómago a ras del suelo. Cuando gatea, el niño avanza sobre sus manos y rodillas manteniendo el estómago a distancia del suelo.
Casi todos los niños se arrastran antes de llegar a gatear. Al niño con Síndrome de Down puede faltarle la fuerza muscular suficiente en sus brazos, hombros y tronco para ponerse en posición de gateo y mantenerse así un rato. A muchos niños les es más fácil gatear hacia atrás o girar, que gatear hacia adelante. Otros prefieren moverse a saltitos sobre sus nalgas.
Al niño que se siente motivado para arrastrarse y gatear, pero que carece del tono muscular suficiente para poder hacerlo, se le puede ayudar quitándole parte del peso que recae sobre sus miembros. Pasando una banda o toallita por debajo de su abdomen y separando después ligeramente el abdomen del suelo. Se le inicia en el gateo golpeándole suavemente en las plantas de los pies, o ayudándole en los movimientos de brazos y piernas.
Gatera por las escaleras es una manera excelente de ganar el sentido del equilibrio y de desarrollar buenos patrones de movimiento.

ARRODILLARSE Y PUESTA EN PIE.
La mayoría de los niños que han aprendido a incorporarse llegan con bastante rapidez a mantenerse en pie sin ayuda durante períodos más largos de tiempo.
Los niños con Síndrome de Down pueden seguir un proceso de desarrollo motor algo distinto. Tardan más que los niños “normales” en mantenerse en pie. Suelen necesitar ayuda durante un período de tiempo más prolongado antes de poder sostenerse erguidos solos. La debilidad de los musculos antigravitatorios de la piernas, brazos y tronco retrasan a menudo el poder lograr la posición vertical. Los niños con músculos débiles con frecuencia tienen más miedo a mantenerse en pie sin ayuda.Un niño con Síndrome de Down se mantendrá al principio en pie, probablemente, con las piernas separadas y los pies ligeramente hacia afuera. Esta postura permite un equilibrio y una estabilidad mejores. Sin embargo, con el tiempo debe cambiarse esta postura.
Una manera de alcanzar la meta es empujar ligeramente hacia abajo las caderas del niño para provocar una reacción de resistencia a este empuje. El niño irá adquiriendo gradualmente confianza en su capacidad para mantenerse en pie solo cuando se disminuya la ayuda que se le ofrece.
Para superar el miedo a mantenerse en pie sin apoyo, suele ser una ayuda el dar al niño una pelota grande para que la sujete con ambas manos.Debe estimularse al niño a ponerse de puntillas ya que los musculos gemelos suelen ser uno de los conjuntos musculares más débiles de los niños con Síndrome de Down.

CAMINAR.
Aunque mantenerse en pie y caminar se consideran a menudo una misma cosa, son fases bastante distintas del desarrollo motor. Caminar exige un nuevo elemento, es decir, la capacidad para impulsar el cuerpo hacia adelante.
Para un niño con Síndrome de Down, el caminar constituye a veces un verdadero obstáculo que hay que vencer. Incluso después de dominar el estar en pie sin ayuda, mantenerse sobre una pierna puede ser más difícil. Por tanto, se retrasa a menudo el paso de caminar con ayuda a hacerlo sin ella.
Las características posturales de los niños con Síndrome de Down que se veían cuando están en pie pueden estar presentes todavía al andar. Las piernas separadas, las rodillas apuntando hacia afuera y ligeramente hacia atrás, y los pies planos sobre el suelo.
No es conveniente sujetar al niño manteniendo sus brazos por encima de sus hombros en las llamada postura “en guardia”. Es mejor situarse frente al niño que caminar con el peso del cuerpo inclinado hacia delante. Se ha demostrado que con intervenciones tempranas y cirugía precoz, el desarrollo motor de estos niños avanza más.
Conviene tener cuidado en no considerar la edad a la que el niño empieza a andar como un indicador de cómo evolucionará un niño con Síndrome de Down en etapas posteriores de su desarrollo. La realización de una valoración de la forma de andar del niño es una característica muy importante del programa de desarrollo de la motricidad del niño. Se deben prevenir los patrones motores defectuosos antes de que se conviertan en parte integrante del repertorio motor del niño, y resulte después más difícil corregirlos.

CORRER.
Al correr, la carga oscila de una pierna a otra con más rapidez que al caminar. También se necesita impulsar el cuerpo hacia delante y mantener el equilibrio mientras se realizan movimientos a mayor velocidad. Para impulsar el cuerpo hacia delante se necesita una cierta fuerza en los músculos gemelos y en otros grupos musculares.
El niño con debilidad muscular tiene con frecuencia algunas dificultades tanto para mantenerse erguido como para impulsar su cuerpo hacia delante. Puede correr despacio y torpemente, levantando apenas los pies del suelo, al tiempo que mantiene los brazos al nivel o cerca de los hombros para guardar el equilibrio.
A continuación se muestran unos ejercicios que se han utilizado con éxito para evitar patrones motores defectuosos:
  • Pisar con fuerza o evitar chocar con obstáculos como cajas, tableros o una cuerda: levantar rodillas hasta el pecho al correr sobre un punto fijo; subir escalones altos, taburetes o sillas bajas.
  • Caminar de puntillas y alcanzar juguetes colocados en un sitio elevado.
  • Guardar el equilibrio sobre una pierna, primero se realiza con apoyo.
  • Balancear los brazos alternativamente
Para el niño que no comienza a caminar espontáneamente, hay que buscar la manera de animar su iniciativa y sentido de la competencia.
Agacharse y levantarse son ejercicios que fortalecen los musculos del tronco y de las piernas. El niño con Síndrome de Down prefiere generalmente sentarse a estar en cuclillas, ya que esta postura exige más esfuerzo cuando se tiene una fuerza muscular insuficiente. Por eso, siempre que se pueda, debe animársele a que se agache y a que cambie de postura, de sentado a erguido.

SALTAR Y BRINCAR.
Saltar y brincar son actividades que exigen un grado más alto de equilibrio y de impulso del que se necesita para correr. Ambos son unos ejercicios motores excelentes para el niño que necesita desarrollar el equilibrio y el tono muscular. En primer lugar, puede practicarse el salto fijo sobre un colchón pero siempre bajo vigilancia.
Algunos niños no están muy interesados en actividades de la motricidad gruesa y en deportes, y prefieren otras ocupaciones más sedentarias.
No hay motivos para suponer que las personas con Síndrome de Down no sean capaces de alcanzar el éxito en los deportes y demás ocupaciones recreativas. De hecho, sus habilidades corporales pueden ser más tarde sus medios más valiosos de competencia, como se ha demostrado en las Olimpiadas Especiales. El jugar a los bolos, la danza, la natación, el esquí y demás actividades semejantes enriquecen en gran manera la vida de una persona.

Estimulación precoz del desarrollo.

Los niños nacen por lo general con todo lo necesario para estar satisfechos, al menos durante la primera época de su vida. Es característico que los niños duerman profundamente. Cuando están despiertos consumen mucha energía moviendo los brazos, las piernas y el tronco, actividades que no sólo agradan a los bebes.
Hemos de recordar que el niño con debilidad muscular tiene que esforzarse para alcanzar el resultado que el niño “normal consigue con poco esfuerzo.
INTERVENCIÓN PRECOZ.
La intervención precoz se puede centrar en la mejora del desarrollo sensorial y motor de un bebé. Influye también en procesos de aprendizaje más complejos.
El desarrollo del aparato locomotor de los niños normales sigue una secuencia muy típica:
Levantar la cabeza en decúbito prono.
Darse la vuelta.
Sentarse.
Andar a gatas.
Mantenerse en pie.
Caminar.
A continuación aparecen actividades más complejas como son:
Correr.
Subir escaleras.
Saltar y brincar.
Las habilidades manuales surgen también por secuencias determinadas como:
Sujetar.
Apretar.
Alcanzar.
Tirar.
Empujar.
Asir.
Estas habilidades junto con otras en el campo social y cognoscitivo (que no nombraremos en este trabajo), se convierten gradualmente en actividades que permiten al niño explorar su entorno más profunda y detalladamente.
La utilización eficiente de situaciones de aprendizaje mediano y de práctica contribuye a la aceleración y calidad del aprendizaje motor.
Si el aprendizaje de tales actividades en un niño “normal” requiere mucha práctica y experiencia, ¡¡¡cuánto más trabajo, paciencia y entrenamiento necesitará el niño con Síndrome de Down !!!. Este tiene que superar muchos más obstáculos que retrasan la marcha de la adquisición de las habilidades motoras. Por ejemplo la hipotonía dificulta más al niño con Síndrome de Down el uso de sus miembros y de su tronco, especialmente cuando se trata de levantar el peso del cuerpo contra la fuerza de la gravedad (saltar, andar a la pata coja y trepar), levantar un peso o ir contra algo que ofrece resistencia. Además la mayor amplitud de movimiento de las articulaciones (hiperflexibilidad) es causa a menudo de la inestabilidad de éstas, sobre todo en las rodillas y tobillos. Por ello el niño con Síndrome de Down puede compararse al adulto con ligamentos laxos o débiles, que carece de estabilidad para saltar o andar a la pata coja.
Debido a un proceso más lento de la información, el niño con Síndrome de Down tardará más en dar señales de curiosidad e iniciativa. Sin embargo, con la ayuda adecuada, llega a aprender, aunque a ritmo más lento. El proceso es continuo y comienza en el momento de nacer con la experiencia de succionar, tocar, girar y levantar la cabeza.
El bebé con Síndrome de Down suele estar retrasado en el inicio de actividades locomotrices como patalear, “culear” y darse la vuelta.
El bebé afectado tiende a permanecer en una postura un tanto atípica, con las piernas frecuentemente separadas y hacia afuera, y con las rodillas dobladas. Esta postura, si se convierte en habitual, puede llevar a patrones de movimiento defectuosos al sentarse y al caminar. A los niños con Síndrome de Down con alto nivel de hipotonía se les conoce como niños “flojos”.

Expectativas de evolución.

El Crecimiento.- Por lo general, se sabe que el crecimiento físico del niño con Síndrome de Down es más lento, al igual que en los niños “normales”, los jóvenes con Síndrome de Down abarcan una escala considerable de alturas. Esta variación en el crecimiento viene determinada por factores genéticos, étnicos y de nutrición.
En general la altura que suele alcanzar el varón adulto con Síndrome de Down oscila, aproximadamente, entre 1,42 y 1,65 m; mientras que en la mujer es algo menor, entre 1,375 y 1,6 m.
El Peso.- necesita a menudo una atención especial, dado que pueden surgir problemas de alimentación durante la infancia, puede haber un aumento de peso reducido durante la primera niñez.
El Desarrollo Locomotor.- Debido a factores muy diversos, como son las deficiencias cardiacas congénitas u otros problemas biológicos o ambientales, puede producirse un retraso del desarrollo motor de algunos niños. Los datos de la siguiente tabla provienen de los propios trabajos longitudinales (a lo largo de la vida de un niño con Síndrome de Down) de los autores, así como de los informes sobre el desarrollo motor de los niños con Síndrome de Down.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Evidencias de experiencias significativas.

Clases de natación.
Psicomotricidad gruesa en niños con Síndrome de Down


INFLUENCIA GENÉTICA EN EL APARATO LOCOMOTORA la hora de trabajar con niños síndrome Down la motricidad gruesa (lo que concierne al ejercicio físico), debemos partir de unos conocimientos sobre la repercusión que la trisomía 21 provoca en el aparato locomotor. Hay cuatro factores que influyen sobre el desarrollo motor grueso de un niño con Síndrome Down. Son:

- HIPOTONÍA: El tono se refiere a la tensión de un músculo cuando está en estado de reposo. La cantidad de tono está controlada por el cerebro. La hipotonía es una disminución de este tono muscular. La hipotonía hará más difícil aprender a mantener el equilibrio en determinadas actividades.

- LAXITUD LIGAMENTOSA: En los niños con Síndrome Down esta laxitud se traduce en un aumento de la flexibilidad de sus articulaciones, y eso nos lleva a que sus articulaciones sean menos estables y por ello les resulte más difícil mantener el equilibrio sobre ellas. Ejemplo de este hecho no es solo la alta flexibilidad a la hora de ejecutar ejercicios, sino también que tengan alteraciones ortopédicas como son los pies planos. Un aumento de flexibilidad de las articulaciones puede llevar a que éstas se deformen por mala sujeción y traigan, complicaciones ortopédicas.

- REDUCCIÓN DE LA FUERZA. Es importante que aumente la fuerza muscular porque, de lo contrario, los niños tienden a compensar su debilidad haciendo movimientos que son más fáciles a corto plazo, pero resultan perjudiciales a la larga.

- EXTREMIDADES CORTAS: Los brazos y piernas de los niños con Síndrome Down son cortos en relación con la longitud de su tronco, esto repercute de forma que, actividades que pueden realizar, se vean limitadas por su arquitectura anatómica.

- ALTERACIONES CARDIORESPIRATORIAS: estas alteraciones no están directamente relacionadas con lo que es el aparato locomotor, pero si es muy importante tenerlas en cuenta a la hora de realizar cualquier actividad física. Es muy bueno trabajar con ellos una de las cualidades físicas básicas, la Resistencia. Correr de forma suave durante unos minutos y después trabajar con ellos la vuelta a la calma es muy bueno.

A la hora de Trabajar con un niño con síndrome Down debemos seguir varios puntos:

1.- Primero pensar en una actividad que sepamos que sus capacidades le van a permitir realizarla, ya que un “no quiero” se traduce en muchas ocasiones en un “no sé”.

2.- Proponer la actividad mediante una explicación verbal acompañada de la acción que queremos realizar, para que el niño comprenda exactamente lo que le pedimos que haga, ya que su percepción visual para la comprensión es mayor que la auditiva. A continuación le pedimos que lo realice.

3.- Si es la primera vez, mostrarle nuestra ayuda para que confíe en que puede hacerlo. A la segunda intentar quitarle la ayuda. Todo debe ser paulatino hasta que el niño vea que es capaz de realizarlo solo y confíe en sus capacidades físicas. Tampoco es bueno sobreprotegerlo y prestarle excesiva ayuda, debemos mantener siempre un pequeño grado de dificultad, aunque tardemos más.

4.- El papel de la MOTIVACIÓN es muy importante a la hora de trabajar con ellos. Si trabajamos actividades individuales o pruebas de evaluación es aconsejable conseguir que el niño sienta que quiere a hacerlo. Por eso debemos mantener la motivación y para ello debemos apoyarlo y animarlo mientras realiza la actividad, él debe sentir que estamos con él sobre todo las primeras veces. También es bueno que entre los compañeros se animen unos a otros. De esta forma también lo mantenemos atento mientras vuelve a tocarle su turno.

5.- Una vez realizada la actividad si lo ha hecho bien felicitarle, y si no, pero es posible, mandarle a repetirla bien. Ellos cogen destrezas con la repetición de una misma actividad.

6.- Si se trabaja en equipo, él debe tener muy bien defino su papel dentro del juego o actividad, y se aconseja que el resto del equipo sepa respetar su papel y tenga paciencia hasta que lo realice. Las instrucciones ante juegos con reglas deben ser cortas concisas y ejemplificadas. No se aconseja explicarlo entero de una vez si éste es largo. Aunque esto depende de la capacidad de “seguimientos de instrucciones” que tenga el niño.

7.- Actividades recomendadad: Son todas aquellas en las que se permita trabajar FUERZA, EQUILIBRIO, SALTOS-PROPULSIÓN, RESISTENCIA, TIPOS DE DESPLAZAMIENTOS, LANZAMIENTOS Y RECOGIDAS y por último COORDINACIÓN DE MOVIMIENTOS.